En nuestro caminar como creyentes, es importante recordar que aunque vivimos en este mundo, no debemos ser influenciados por él. Debemos mantenernos firmes en nuestra fe y seguir los principios y enseñanzas de la palabra de Dios. Estamos en el mundo pero no somos del mundo, somos ciudadanos del Reino de los cielos y debemos reflejar esa identidad en todo momento.
No somos del mundo: Versículos bíblicos que nos recuerdan nuestra identidad celestial
1. Juan 17:16 – “No son del mundo, así como yo no soy del mundo.”
2. Romanos 12:2 – “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.”
3. Santiago 4:4 – “¿No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios?”
4. 1 Juan 2:15-17 – “No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— no proviene del Padre sino del mundo. El mundo y sus deseos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios vive para siempre.”
5. Gálatas 6:14 – “En cuanto a mí, jamás permita Dios que me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de la cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.”
6. Juan 15:19 – “Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero como no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo, por eso el mundo los odia.”
7. Efesios 2:10 – “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”
8. 1 Pedro 2:9 – “Ustedes, en cambio, son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
En resumen, estos versículos nos recuerdan que como creyentes en Jesucristo, no pertenecemos al mundo y tenemos una identidad celestial. Debemos ser transformados y renovados en nuestra mente, evitando amar el mundo y sus deseos. Nuestra vida debe reflejar la voluntad de Dios y glorificar la cruz de Cristo. Aunque seamos odiados por el mundo, somos escogidos por Dios y pertenecemos a su pueblo santo, con el propósito de proclamar sus maravillosas obras.
Preguntas Frecuentes
¿Cómo podemos vivir en el mundo sin ser influenciados por sus valores y deseos pecaminosos?
Una forma de vivir en el mundo sin ser influenciados por sus valores y deseos pecaminosos es seguir los consejos que la Biblia nos da. En Romanos 12:2, se nos dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento“, lo cual implica apartarnos de las prácticas pecaminosas del mundo y renovar nuestra mente con la Palabra de Dios. También, en Santiago 4:4 se nos advierte: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?“. Por lo tanto, debemos buscar la comunión con creyentes comprometidos y vivir una vida guiada por los principios bíblicos, para resistir la tentación de ser influenciados por los valores pecaminosos del mundo.
¿Cuál es el propósito de Dios al llamarnos a ser diferentes y separados del mundo?
El propósito de Dios al llamarnos a ser diferentes y separados del mundo es demostrar Su santidad y amor divino a través de nuestras vidas. En varios versículos bíblicos como 1 Pedro 2:9 y Romanos 12:2, se nos insta a ser un pueblo apartado, no conformándonos a los patrones del mundo. Al hacerlo, podemos reflejar el carácter de Dios, ser testimonio de su gracia y atraer a otros a conocerlo.
¿Qué nos enseñan las Escrituras sobre cómo mantener nuestra identidad cristiana en medio de una sociedad corrompida?
Las Escrituras nos enseñan que para mantener nuestra identidad cristiana en medio de una sociedad corrompida, debemos mantenernos firmes en nuestra fe y vivir de acuerdo a los principios y valores que Dios nos ha dado. Debemos ser incorruptibles en nuestras acciones y separados del mundo, evitando conformarnos a sus patrones de conducta. En lugar de ello, debemos buscar la santidad y la conformidad a Cristo, renovando nuestra mente y dejándonos guiar por el Espíritu Santo. Además, es importante que nos rodeemos de hermanos en la fe que compartan nuestros valores y nos animen a seguir adelante en nuestra caminata cristiana.
En resumen, como cristianos, debemos recordar constantemente que estamos en el mundo pero no somos del mundo. La Biblia nos enseña que nuestro hogar está en el cielo y nuestro propósito es vivir de acuerdo a los principios y valores del Reino de Dios. Aunque estemos rodeados de influencias mundanas y tentaciones, debemos mantenernos firmes en nuestra fe y separados del pecado. Debemos ser luces en la oscuridad y sal en un mundo que necesita el amor y la gracia de Dios. No debemos conformarnos a los patrones de este mundo, pero, por el contrario, debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestra mente, siguiendo el ejemplo de Jesús y buscando siempre la voluntad de Dios en todos nuestros caminos. Que nuestra vida refleje la presencia y el amor de Cristo, para que otros puedan ver la diferencia que hay en nosotros y sean atraídos al Reino de Dios.